Monumentos de Francia: el Palacio de Versalles
El Palacio de Versalles o Castillo de Versalles (en francés: Château de Versailles) es considerado uno de los máximos símbolos de la monarquía absolutista y del lujo francés. Es conocido también por ser uno de los más grandes testimonios de la elegancia y la arquitectura que caracteriza al país galo. Se encuentra a tan sólo unos 20 kilómetros de París y es uno de los legados más importantes que dejó el rey Luis XIV. ¡Conozcamos más acerca de este increíble monumento!
Palacio de Versalles: un poco de historia
La construcción del Palacio de Versalles comenzó en 1661 y finalizó en 1692. Sin embargo, su historia se remonta a muchos años atrás. En 1623, el rey Luis XIII, padre de Luis XIV, ordenó construir en medio del bosque una pequeña casa de ladrillo, piedra y pizarra junto a una pequeña montaña rodeada por dos pantanos muy poco higiénicos. Esta residencia se convirtió en su refugio de caza preferido.
Al estar encantado con el lugar, Luis XIII ordenó construir el “primer Palacio”, que en realidad era una vivienda de sólo 24x6 metros. Esta construcción consistía en una habitación central, la cual era el aposento del rey, y en dos alas bajas anexas que conectaban dos estancias a cada lado recubiertas de tapicería.
Compra de Versalles, olvido y redescubrimiento
Años más tarde, específicamente el 8 de abril de 1632, Luis XIII decidió comprar el dominio de Versalles al arzobispo de París, Jean-François de Gondi. Allí, se encontraba un viejo castillo y un molino. La intención de la compra no fue otra que tirar todo abajo y ampliar la residencia real. Ya para 1634, las obras habían culminado y Luis XIII comenzó a residir en Versalles, ampliándolo en 1636 y añadiendo varios jardines con decoraciones arábicas.
Sin embargo, el 14 de mayo de 1643, Luis XIII muere y Versalles pasa desapercibido y olvidado durante mucho tiempo. No fue sino hasta que Luis XIV, quien se encontraba en la búsqueda de un palacio en donde residir de forma permanente al no estar a gusto ni en el Palacio Real, ni en el Louvre ni en las Tullerías, lo redescubrió en 1651. No obstante, las obras del Palacio actual y como se conoce hoy en día comenzaron recién en 1661, dando inicio a la verdadera obra maestra que es en la actualidad, y en uno de los legados más importantes del llamado “Rey Sol”.
El Palacio de Versalles en números
Versalles es enorme. Entre sus principales características podemos encontrarnos con que tiene una superficie total de 67.000 metros cuadrados en sus tres palacios (Pequeño Trianón, Gran Trianón y Versalles), así como más de 700 habitaciones, 2.000 ventanas y 352 chimeneas. Además, en su interior encontramos una selección impresionante de la mejor decoración de la época: tapices, esculturas, pinturas, telas, muebles e incluso 483 espejos. Por supuesto, cada una de estas cosas era elaborada por los mejores y más reconocidos artesanos franceses e italianos del momento.
Por otro lado, tenemos también el famoso Jardín de Versalles, uno de los más grandes del mundo con sus 7.996.588 metros cuadrados. Este maravilloso jardín contiene más de 200.000 árboles y 210.000 flores. Una cifra bastante alta incluso para los estándares actuales.
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Y otra de las cosas que más resaltan del palacio es su interior. En él, se encuentra el Teatro Real o la Ópera Real, un teatro que tiene una capacidad para 700 personas. Este aposento fue elaborado con las mejores maderas del mundo en su época, lo que permitía (y aún permite) tener una excelente acústica en todo el recinto.
Legado
Sin duda alguna, el Palacio de Versalles se encuentra siempre entre las referencias más importantes de la grandiosidad de la era monárquica. Además, es un referente arquitectónico que aún en la actualidad sigue impresionando a estudiosos y a cualquiera que piense en Francia y desea visitarlo. Su legado va más allá de ser solo una gran construcción, sino que está arraigado en la cultura francesa y todo lo que está detrás de ella. Una increíble maravilla.
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